miércoles, 10 de febrero de 2016

Relato de un encierro por el campo en Ciudad Rodrigo


Dia 7 de febrero, domingo. 11 de la mañana. Unas 50000 personas en las calles, esperando para ver el grandioso espectáculo de un encierro a caballo. 2 caballistas del nordeste en el encierro de Ciudad Rodrigo, uno lo vivió a pie, Mario Pastor, y otro a caballo, Cesar Arribas.




Amanece el día nervioso y algo frio, esperamos mi amigo pablo y yo que no nos llueva. Subimos a la finca Casasola donde teníamos los caballos y comenzamos a ensillar y a poner ramplones para el campo, una vez listos nos dirigimos a la suelta, nos abren una portera y allí llegamos. Dimos los buenos días y habría unos 20 caballos, habla el director de campo y decidimos bajarnos a recibirles más abajo ya que la bajada era pradera y estaba encharcada y suponía un riesgo bajar con los toros al culo y encima una corrida fuerte de 5 años. Una vez abajo me santiguo como de costumbre y ya vemos que bajan los bueyes y la manada. Arrancamos a galope corto hasta que oigo voces que se habían quedado los toros dando leña abajo antes de entrar en la carretera, nosotros seguimos y suben unos bueyes y un toro jabonero, no pude pegarme más con lo cual iba de los primeros, aquello era impresionante lleno de gente algunos gritos de "Vamos Cesitar" que te llegan al alma y llegamos al registro cruzamos la bóveda. Arreamos toda la calle Madrid a todo galope para llegar los primeros y poder entrar todos en toriles antes de que lleguen los toros. Entrar en aquella plaza de madera es una sensación increíble nos apuramos y entramos a toriles y dejamos paso a los demás. Allí ya respire, me abrace al cuello de Moreno, todo sudado y le bese y le dije bien pequeño bien, y hasta aquí mi experiencia tan bonita.


Nos levantamos sobre las 9 de la mañana, con algo de sueño pues en estos días de fiesta en Ciudad Rodrigo se duerme mas bien poco, enseguida nos ponemos en marcha, aunque el recorrido no queda lejos, en la calle de detrás (piso donde dormiamos 9 amigos durante el carnaval). Enseguida empiezo a pensar en los amigos Pablo y Cesar, que van a caballo. Pero sobre todo en Cesar. era su debut en este encierro, pensamientos de suerte hacia él y de preocupación pues los que lo conocen a caballo, hablan de un encierro complicado y peligroso. Pablo es un jinete con experiencia en estos eventos y conoce el encierro.

Mis amigos van a correr el encierro (los del piso), yo solamente a presenciarlo. En el camino a donde íbamos a colocarnos nos fuimos cruzando con muchísima gente conocida, unos segovianos..(hay bastantes allí esos días) y otros compañeros y amigos que conocemos de recorrernos las geografía buscando encierros, toros y emoción. “Suerte” es la palabra mas pronunciada en estos momentos y conversaciones. Los nervios de empiezan a palpar en el ambiente. Pensamos en subir corriendo hasta la zona del registro, nos quedamos a medio camino. Yo pensaba en Pablo y Cesar, vendrán delante, vendrán detrás. En seguida empiezan a sonar las campanas, que anuncian la presencia de los animales ya en el recorrido, los nervios ya a flor de piel. Se aceleran las campanadas, signo de que están muy cerca. Empieza a haber movimiento, aparecen caballos al fondo. Y el segundo caballo que veo es Moreno. Buena señal, Cesar viene delante, con Pablo y otros 7 o 8 caballos. Pienso en correr delante. Pero al final me quedo a un lado. Llevan 4 bueyes y un toro jabonero. Decidimos bajar hacia la zona de campo (mas de 1 km) a ver donde estaba el resto de los toros. Antes de llegar al campo aparecen mas caballos con otro toro y algún buey. Ya en el campo vemos movimiento arriba en el cerro. Saltamos un mallazo y subimos hacia arriba y enseguida bajaron dos toros a toda velocidad de la mano de dos grandes corredores con un pañuelo en mano por fuera del mallazo pero con verdadero peligro. Hasta que entraron en el asfalto. En el recorrido urbano, toros sueltos, corredores tirando continuamente de los toros hasta llegar a la plaza. Con algún arreón pero muy parados. Faltaban dos toros más pero se escaparon romiendo el mallazo al princio nos dijeron. Llegamos a la plaza antes que esos dos toros y después de entrar los dos toros bajo en el corral bajo el campanario que preside la plaza, se terminó mi carnaval.

Decir de paso que este encierro, el de este año al menos, que le he visto mas a fondo pierde la esencia del encierro a caballo. Encerrar, la libertad o (semilibertad) de los toros en el campo para encauzarlos y encerrarlos en un recorrido hasta llegar a la plaza. Aquí ya esta cerrado el recorrido. Muy poco campo, apenas 500 metros, en una bajada muy pronunciada, resbaladiza y peligrosa por la humedad y el terreno verde, antes de entrar en el asfalto, mucho asfalto hasta llegar a la plaza de Miróbriga. Encierro que trae grandes masas de gente pero un tanto decepcionante. Pienso como aficionado, caballista y espectador.



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